El mercado de alquiler ha experimentado una evolución significativa en los últimos años, con la proliferación del alquiler turístico como una opción atractiva para muchos propietarios. Sin embargo, el alquiler de larga duración presenta múltiples ventajas para el arrendador que lo convierten en una alternativa más rentable y estable a largo plazo.
Desde la reducción de costes operativos y fiscales hasta la estabilidad en los ingresos y la eliminación de períodos de vacancia, esta modalidad se posiciona como una opción más rentable y menos arriesgada a largo plazo. Además, al combinar estrategias de alquiler en diferentes temporadas, los propietarios pueden optimizar sus beneficios sin comprometer la seguridad económica que proporciona un contrato de arrendamiento prolongado.
A continuación, analizaremos los beneficios más destacados de la modalidad de arrendamiento de larga duración.
1.- Maximización de la Rentabilidad al Reducirse los Costes Operativos
Uno de los principales atractivos del alquiler de larga duración es la reducción significativa de los costes operativos, especialmente en lo que respecta a la limpieza y el mantenimiento del inmueble. En el alquiler de corta duración, cada vez que un inquilino abandona la propiedad, el arrendador debe asumir los gastos de limpieza, reposición de suministros y, en ocasiones, pequeñas reparaciones derivadas del uso intensivo del inmueble. Además, la gestión de reservas, check-ins y check-outs requiere tiempo y, en muchos casos, la contratación de servicios de administración o plataformas especializadas que cobran comisiones elevadas.
En cambio, con el alquiler de larga duración, estos costes se reducen drásticamente. Al firmar un contrato de arrendamiento por varios meses o años, se elimina la necesidad de realizar limpiezas frecuentes, reducir el desgaste acelerado del mobiliario y minimizar los costes administrativos derivados de la gestión de múltiples reservas. Esto se traduce en una mayor rentabilidad neta para el arrendador.
2.- Reducción de los Períodos de Vacancia y Eliminación de la Tributación sobre Rentas Imputadas
Otro beneficio clave del alquiler de larga duración es la reducción de los períodos en los que la vivienda permanece vacía. En el alquiler turístico, la ocupación depende en gran medida de la demanda estacional y de factores externos como la competencia, las restricciones de movilidad o la fluctuación del turismo en la zona. En épocas de menor afluencia, el propietario puede encontrarse con semanas o incluso meses sin recibir ingresos.
En el caso del alquiler de larga duración, se garantiza un flujo de ingresos constante durante todo el período del contrato, lo que permite una mejor planificación financiera y mayor estabilidad económica. Además, se evita la tributación sobre rentas imputadas. Cuando una vivienda está vacía y a disposición del propietario, Hacienda grava su posesión con una renta imputada, lo que supone un coste adicional. Al mantener el inmueble alquilado de forma continua, se elimina este impuesto y se maximiza la rentabilidad del bien.
3.- Ventajas Fiscales al Evitar la Tributación del Arrendamiento Turístico
El régimen fiscal del alquiler de larga duración ofrece ventajas considerables respecto al alquiler de corta duración. En muchas jurisdicciones, cuando un inmueble se alquila por períodos inferiores a 30 días, se considera una actividad económica y está sujeto a impuestos más altos, así como a normativas más estrictas sobre licencias y cumplimiento de requisitos específicos.
Por otro lado, cuando el arrendamiento se destina a satisfacer la necesidad permanente de vivienda y tiene una duración superior a 30 días, el propietario puede beneficiarse de reducciones fiscales significativas. En algunos países, como España, se permite aplicar importantes deducciones ficales sobre los rendimientos netos obtenidos en el alquiler de vivienda habitual, lo que reduce considerablemente la carga impositiva del arrendador.
Además, al tratarse de un arrendamiento residencial, el propietario evita la necesidad de cumplir con regulaciones adicionales impuestas a los alquileres turísticos, como la obtención de licencias específicas, inspecciones periódicas y la obligación de registrar a los huéspedes ante las autoridades.
4.- Romper con la Estacionalidad y Complementar con Alquiler Turístico en Temporadas Específicas
Una de las principales desventajas del alquiler turístico es su dependencia de la estacionalidad. En destinos turísticos, la demanda de alojamientos de corta duración se dispara en ciertas épocas del año, pero cae drásticamente en otras, dejando a los propietarios con ingresos irregulares y, en muchos casos, insuficientes para cubrir los costes fijos del inmueble.
El alquiler de larga duración permite romper con esta estacionalidad al garantizar una ocupación estable durante todo el año. Sin embargo, esto no significa que el arrendador deba renunciar completamente a la rentabilidad del alquiler turístico. Una estrategia híbrida puede ser la solución óptima: alquilar el inmueble como residencia habitual durante la mayor parte del año y reservar ciertos períodos específicos, como los meses de verano o festividades clave, para el alquiler vacacional. De esta forma, se logra un equilibrio entre estabilidad financiera y maximización de ingresos.
5.- Permitir que el Arrendador sea Perceptor de Subvenciones para la Rehabilitación del Inmueble.
Las subvenciones y ayudas públicas para la rehabilitación de la vivienda o la mejora de la eficiencia energética suelen estar condicionadas a que el inmueble se destine, tras la reforma y durante un período largo de tiempo, a satisfacer la necesidad de vivienda permanente del propietario o de los posibles inquilinos. Con ello, se impide que fondos públicos sean utilizados para rehabilitar viviendas que se destinan a una actividad económica, como es el caso de las viviendas turísticas, desincentivando a los propietarios a optar por este tipo de uso.
En definitiva, el alquiler de larga duración ofrece múltiples ventajas para el arrendador en comparación con el alquiler de corta duración. En un mercado cada vez más regulado y competitivo, optar por el alquiler de larga duración puede ser la clave para maximizar la rentabilidad y minimizar los inconvenientes asociados a la gestión intensiva de un alquiler turístico.